Ni con la soledad
- Gonzalo Lopez
- 11 jul 2016
- 1 Min. de lectura
-Buenos días soledad, ¿cómo amaneciste? -mal, creo q hoy no podré atraparte con mis invisibles redes de dolor y desesperación y viviré experiencias q a diario tu soportas. y tu?
-bien creo, ahora q me doy cuenta no puedo dejar esas redes, pero a la vez necesito quemarlas. pero tranquila me quedare contigo en la mañana.
-gracias por tener tanta consideración y valentía interna para sobrevivir un vez más.
-de nada, después de un tiempo te vuelves adicto a la introspección y a la constante abstracción de la realidad y quedarte ensimismado en los sueños e incluso no llegar a lograrlos, y seguir soñando
-lo se amigo, y se que tu eres los q le da importancia a esto, por eso lo hago, estas destinado a la soledad y al crecimiento de tu mente
-¡ay! soledad no me halagues por estupideces, por esas mismas acciones he desaprovechado otras. sinceramente mejor te dejó no quero seguir así necesito aprender a vivir, a sentir, a amar y tu me lo impides.
-esta bien, pero no vuelvas, tendrás q a vivir solo, no en la soledad, si no q en la nada. ya no me encontraras y sufrirás de verdad, y lo peor es q me necesitarás.
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